jueves, 25 de octubre de 2012

Una (mínima) alternativa

Estupenda imagen de respuestario.com que me sirve para reflejar la actual dependencia de Occidente del sistema capitalista.



No hace mucho que en una de las múltiples manifestaciones contra los recortes aplicados por el Ejecutivo central español a instancias (como todos sabemos) de la que realmente maneja los hilos en Europa, Angela Merkel –y que, a tenor de que los tiene bien puestos debería de seguir llamándose Angela Dorothea Kasner– se solicitó un referéndum para que todo el agobiado pueblo que habita la asolada piel de toro pueda posicionarse acerca de lo que realmente le está afectando, tanto en su vida laboral como privada, religiosa, sexual y hasta psicológica.
Estoy totalmente de acuerdo con ello. Es algo que se hace ahora con el Gobierno de Mariano Rajoy y que también se hizo en su momento cuando José Luis Rodríguez Zapatero fue inquilino en el Palacio de La Moncloa. Y no es para menos, puesto que al ser distintas caras de una misma moneda, ambos se armaron con la tijera de la indiferencia previa inclinación anal ante los designios de la gran águila negra de Centroeuropa. Zapatero no hizo ni caso y Rajoy hará otro tanto, porque para ninguno de ellos la palabra (y la queja) del pueblo tiene el menor interés, porque ninguno gobierna-gobernó para bien de sus conciudadanos, sino para mayor gloria y boato de sus respectivos partidos.
Zapatero, a punto de ser machacado por aquello que le costó la salida de Moncloa:
el monocultivo del ladrillo. Imagen de todosloscaminoshaciati.blogspot
Ese referéndum, como bien señaló aquí, en Córdoba, José Rojas, presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano, tiene como fin último, y por encima de todo, “que lo que tengamos que asumir lo tenemos que hacer todos juntos”, y no a base de recetas y dolorosos pildorazos de insano y obligado sacrificio anunciados cada viernes en Consejo de Ministros.
De nuevo estoy de acuerdo con que la germana no nos siga dictando desde la distancia cómo morir de inanición lentamente mientras ella se llena los bolsillos a costa de nuestra miseria (y de la de Grecia, Portugal e Irlanda). Yo también quiero su "stille" y hasta su "ruhe" si me apuran para que, de una vez, se pueda escuchar la palabra quebrada y la voz llorosa del pueblo español.
Ahora bien, mi deformación profesional me obligó a ponerme en contacto con el propio Rojas, porque no me conformo con eso y quiero dar un paso más allá. Referéndum, sí, pero en el caso de que el clamor popular se posicionara en contra de más recortes asfixiantes, ¿cuál es la alternativa?
Porque lo cierto es que si la mayoría considera que un mero plan de medidas de austeridad (que también es necesario y con todas las consecuencias) no basta para salir del abismo en el que seguimos cayendo desde la comodidad de nuestros sillones, tal y como se empieza a hacer ver en foros de barrio, de Internet y otros lugares de encuentro, hace falta ir más allá y aportar alternativas reales para reactivar la economía. Porque eso es lo único que funciona dentro del aceptado sistema capitalista en el que estamos inmersos.
Y, de nuevo, sale la microeconomía al rescate de las excesivas divagaciones sin sentido socialistas y la actitud “burrorejérica” de los populares. El ejemplo no es otro que el de una familia cualquiera (porque es la manera más amable de contemplar a un estado) que tiene que afrontar una deuda (habitualmente el de las odiadas hipotecas, aunque también se le añaden otras cuestiones como un coche, un ordenador, los teléfonos, la comida, la ropa y demás elementos que hacen que cada fin de mes sea un infierno) y hay voluntad de hacerla efectiva. Al Gobierno nuestro no se le cayeron los anillos a la hora de dilapidar como descosidos amparado en la falsa magia del ladrillo (conste que fue una época de especial movimiento monetario, con lo que el estado de bienestar parecía una fórmula adecuada y aceptada por todos), eso generó una deuda monstruosa (calculada en de 1,78 billones de euros en julio de 2012; es decir, el 167% del PIB nacional) sobre la que se han lanzado los petreles internacionales para hacerla aún más sangrante, y el actual Ejecutivo estatal no tiene más remedio que afrontarla y pagarla. Hasta ahí, todo correcto.
Dibujo tomado de fernandezalejandro2.blogspot
que me sirve para mostrar la situación forzada de una Humanidad
para elegir entre la superviviencia del mundo en que vive
o la pervivencia de una economía que le supera.
Pero, que yo sepa, a una familia cualquiera el banco no le concede créditos a cinco años, porque no hay humano que lo pueda afrontar. La mayoría estamos con la argolla al cuello durante un cuarto de siglo –que se dice pronto–; considerado un plazo normal para, en situaciones de bienestar económico, poder liquidar la deuda de la hipoteca y contar, al mismo tiempo, con algo de liquidez que permita “vivir” día a día. Así funcionan las cosas y, por el momento, no iban tan mal para quienes tuvieran la suerte de contar en su haber con un sueldo.
Por tanto, es toda una insensatez pensar que un país como el nuestro pueda pagar ese débito a corto plazo, teniendo que utilizar para ello uno de cada cuatro euros con los que cuenta. Es como si a un mileurista su banco le arrancara de un bocado 250 euros, dejándole para todo lo demás (incluida la hipoteca) 750 euros. Lo más probable es que se acabara encerrando en su casa, sin salir, sin entretenerse, casi sin respirar, ni mucho menos consumir. Es decir, sería la muerte social para la mayoría.
Lo mismo le ocurre a esta piel de toro (querida para unos, prescindible para otros, pero, por el momento, la tierra sobre la que todos nos asentamos). Si en lugar de tener que utilizar un cuarto de todos nuestros bienes para acabar con esa deuda (y sus malditos intereses) fuera, quizá, medio euro de cada cuatro y a un plazo mayor de tiempo (bastante mayor, quiero decir), nuestros deudores (los buitres) acabarían cobrándolo todo sin tener que asesinar a la gallina de los huevos de oro. España no estaría tan asfixiada, generaría movimiento de dinero a través de algún tipo de actividad económica diferente a la construcción –Luis Planas, a mi parecer y consideración el futuro dirigente de la oposición de izquierdas en este país, se denomine como se denomine al final , ya apuntó a las enormes posibilidades que tiene la agroindustria andaluza– y no se tendría por qué morir en el intento.
Nada mejor que el humor para arrostrar tan aciagos tiempos. El chiste, recogido de toupeiratoupeiro.es, se titula los tres pilares de la economía.
 
Y es que insisto a determinados gobiernos de la UE (léase Gran Bretaña y Alemania): La Península Ibérica NO es el enemigo, no es la economía a la que hay que hundir para salvar sus importantes y blanqueados traseros. Búsquense otra víctima en algún oscuro rincón de sus maldecidas y putrescentes almas y déjennos vivir en paz. En caso contrario, uno de los países que más han apostado por la existencia del euro y de la Unión se tendría que pensar si su continuación en el seno de una Europa insolidaria merece o no la pena.

Nuestro Gobierno, si nos escuchara, tendría detrás el respaldo suficiente para ir a Bruselas y decir: “Hasta aquí hemos llegado. Permitidnos pagar la deuda, que hemos asumido, pero actuad con un mínimo de inteligencia: dadme oxígeno y yo os devolveré riqueza”. No hay más misterio.

Por cierto que dicho todo esto, mi recomendación es echarle un vistazo a esta página que, de forma ágil, explica cómo está la situación en España: http://www.auditoria15m.org/index.php/es/entendiendo-la-deuda

Aquí me viene de perlas un temita titulado Ven que estoy hirviendo, del maravilloso grupo uruguayo Los Iracundos. Ellos aluden a unas circunstancias algo más sensuales en su título, pero yo lo hago propio para reflejar el profundo malestar de un pueblo al que la miseria le empieza a morder el trasero sin decoro de ningún tipo.

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