lunes, 3 de octubre de 2011

Meando dentro del tiesto

Existe una raza de personas muy especiales y tremendamente extendida en todos los ámbitos, cuyo apestoso común denominador es evitar a toda costa tirar de las cadenas tras sus respectivas y ácidas micciones. ¿Para evitar el derroche de agua? ¡Válgame el Gran Modernista! ¡No, para nada! ¿Para llamar la atención de la hembra del grupo con su desagradable olor? ¡Quia! Si prefieren el cinco contra uno...



Entonces, ¿para qué? Que se preguntaría cualquiera con una mínima curiosidad intelectual y apasianada atracción hacia los misterior de la Naturaleza. Yo voy a despejar esa duda y os lo voy a decir con claridad meridiana: No es más que un atávico e infantil gesto para marcar territorio al más puro estilo Will Randall; una mera fórmula actual para cubrir la cada vez mayor ausencia de testosterona natural en los machos urbanos; una costumbre de todo aquel que acaba de aterrizar en un carguito o busca por todos los medios llegar y hacerse con uno (los llamados pisacabezas)...
Así que cuando en vuestras respectivas empresas (aquellos que tenéis la suerte y el lujazo de trabajar todavía) empezéis a notar que el amarillento charquito del váter se asoma y se deja ver más de la cuenta, empezad a sospechar de que hay alguien que tiene hambre de poder. En estos casos, es aconsejable descubrir quién es y, lejos de considerarle un mero guarro sin escrúpulos (aunque simpático para los más apocados), marcaros cuanto antes una estrategia, bien sea para defender vuestra posición (y sueldo, que es lo único que hace del trabajo algo atractivo), bien para prevenir el zapatazo en la cabeza del acelerado "escalador" y evitar que os duela en exceso o, también, para darle ese cachetín justo en la nuca que le haga entender que ha sido perfectamente calado y que si pasa por encima de uno es porque uno le deja.
Así que guardaros muy mucho de esos cretinos "marcaterritorios" no sea que acabéis con vuestros mejores zapatos de piel como los del pobre Stewart Swinton...

¡Sí! ¿Qué pasa? Me gustó "Lobo", ¿y qué?

Cartel de la película aludida.

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